Imagina que soy una gota de sudor que recorre tu vientre
que se desliza suavemente sobre tu palida piel
como un oscuro susurro penetrando tus negros atavios
siendo la sombra que tus extraños deseos buscan.
La tormenta siempre fria congela mi mirada
y la encadena a la tuya en un fino terciopelo,
delicadamente encuentro tu escencia
y en las noches me intoxico con ella con el fuego mas helado.
Baila conmigo esta danza de escencias
hagamos inmortal el encuentro de nuestros sueños,
invoco tu aliento y bebo de tus labios con lujuria
despierto en trance y toco tu piel.
Atrapado en un bosque de inequivocas fantasias
donde la vertiente del Estigia separa el cauce de los placeres,
encuentro los infortunios de fuasto al adorarte y no verte
de tocarte y no sentirte.
Ese sudor que humedece tu cuerpo
la llama de mi boca que arde en tus carnes,
por un instante la luna me marchita al despertar
y erro con sed en un eterno crepusculo sin sangre y sin nombre.
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